¿Qué es la hematuria y qué la causa?

La hematuria, o presencia de sangre en la orina, es un síntoma que puede pasar desapercibido en sus formas más leves, cuando la sangre solo es detectable bajo un microscopio, o causar alarma cuando tiñe la orina de un tono rosado, rojizo o marrón. Este signo no siempre implica una emergencia, pero sí merece atención médica, ya que puede ser la manifestación de condiciones que van desde problemas menores hasta enfermedades graves. Los riñones y el tracto urinario trabajan en conjunto para filtrar desechos y mantener el equilibrio de fluidos en el cuerpo; cualquier alteración en este sistema puede reflejarse como hematuria, lo que la convierte en una señal importante de que algo no está funcionando como debería. Comprender sus causas es el primer paso para abordarla de manera efectiva y evitar complicaciones a largo plazo.

Este artículo forma parte de la serie Glomerulopatías: qué son, por qué importan y cómo cuidarlas, donde abordamos señales de alerta como la presencia de sangre en la orina o la proteinuria, factores clave en la detección temprana del daño renal.

Aunque las razones detrás de la hematuria son variadas, suelen clasificarse según el origen del problema. A continuación, exploramos las principales condiciones asociadas a este síntoma.

Principales causas de la hematuria

Glomerulopatías

Los glomérulos son pequeñas estructuras en los riñones responsables de filtrar la sangre y producir orina. Cuando se inflaman o dañan, como ocurre en enfermedades como la glomerulonefritis, la nefropatía por IgA o incluso en el contexto de trastornos autoinmunes como el lupus, este proceso de filtrado se ve comprometido. El daño permite que los glóbulos rojos se escapen hacia el sistema urinario, lo que resulta en hematuria. Estas condiciones suelen ser silenciosas en sus primeras etapas, pero con el tiempo pueden afectar gravemente la función renal si no se tratan.

Además del lupus, otras enfermedades sistémicas, como la diabetes o la hipertensión no controlada, también pueden dañar los glomérulos de manera progresiva. Identificar estos problemas requiere un diagnóstico preciso, ya que el tratamiento puede variar desde cambios en el estilo de vida hasta medicamentos especializados.

Infecciones del tracto urinario

Las infecciones en la vejiga o los riñones son una causa frecuente de hematuria, especialmente en mujeres jóvenes o personas con sistemas inmunológicos debilitados. Estas infecciones irritan la mucosa del tracto urinario, provocando pequeñas hemorragias que se traducen en sangre en la orina. Los síntomas acompañantes, como ardor al orinar, urgencia urinaria o fiebre, suelen ser pistas claras de este problema.

Aunque muchas infecciones se resuelven con tratamiento básico, como antibióticos, si no se abordan a tiempo pueden ascender a los riñones y complicarse. La prevención, como mantener una buena higiene y una hidratación adecuada, juega un papel clave en reducir su incidencia.

Cálculos renales

Los cálculos renales, también conocidos como piedras, se forman cuando minerales y sales se acumulan en los riñones o las vías urinarias. Al moverse, estas formaciones pueden raspar o desgarrar los tejidos internos, causando hematuria acompañada de un dolor intenso, generalmente en la espalda baja o el costado. Este dolor, conocido como cólico renal, es uno de los más intensos que una persona puede experimentar.

El tamaño y la ubicación de los cálculos determinan la gravedad del problema. Algunos se expulsan naturalmente con suficiente hidratación, mientras que otros requieren intervención médica. Factores como una dieta rica en sal o deshidratación crónica aumentan el riesgo de desarrollarlos.

Otras causas

No todas las causas de hematuria están relacionadas con los riñones o el tracto urinario directamente. Por ejemplo:

  • Problemas en la próstata: en hombres, la hiperplasia prostática benigna o inflamaciones pueden presionar las vías urinarias y desencadenar sangrado.
  • Uso de ciertos medicamentos: anticoagulantes como la warfarina o antiinflamatorios no esteroides tomados por tiempo prolongado pueden facilitar hemorragias.
  • Enfermedades malignas: tumores en la vejiga, riñón o próstata, aunque menos comunes, son una posibilidad que no debe descartarse, especialmente en personas mayores o con antecedentes familiares.

Estas causas menos frecuentes suelen requerir un enfoque más exhaustivo para descartarlas, ya que sus implicaciones pueden ser más serias. La diversidad de orígenes resalta la importancia de no asumir una causa sin una evaluación médica.

La sangre en la orina puede ser una señal de alerta renal. Descubre sus causas, diagnóstico y cuándo acudir al especialista.

Diagnóstico de la hematuria

Identificar la razón detrás de la hematuria es un proceso que combina pruebas básicas y estudios más especializados. El primer paso suele ser un análisis de orina, que detecta no solo glóbulos rojos, sino también proteínas, cristales o signos de infección que puedan orientar al médico. Este examen simple puede revelar mucho sobre la salud renal y urinaria, actuando como una ventana inicial al problema.

Así como la presencia de proteína en la orina puede indicar daño en los glomérulos, la hematuria también es un signo de alerta. En algunos casos, ambos síntomas pueden coexistir, lo que refuerza la sospecha de una glomerulopatía y la necesidad de estudios más profundos.

Cuando el análisis de orina no es concluyente, se recurre a pruebas complementarias. Las pruebas de sangre, como la medición de creatinina y la tasa de filtración glomerular, evalúan cómo están funcionando los riñones en general. Por otro lado, estudios de imagen como la ecografía o la tomografía computada ofrecen una visión detallada de la estructura renal, permitiendo detectar cálculos, tumores o anomalías en las vías urinarias. En casos más complejos, procedimientos como la cistoscopía, que examina la vejiga con una cámara, o una biopsia renal pueden ser necesarios para confirmar diagnósticos graves.

La clave está en actuar con rapidez. Un diagnóstico temprano facilita el tratamiento y previene el avance de condiciones que podrían dañar los riñones de forma irreversible.

Tratamiento y cuidados para la salud renal

El tratamiento de la hematuria depende enteramente de su causa subyacente, y cada caso requiere un enfoque personalizado. Por ejemplo:

  • Infecciones: se manejan con antibióticos específicos según el tipo de bacteria, complementados con hidratación y reposo para acelerar la recuperación.
  • Cálculos renales: si son pequeños, se fomenta su expulsión con líquidos y analgésicos; los más grandes pueden necesitar litotricia o cirugía.
  • Glomerulopatías: el tratamiento puede incluir antiinflamatorios, inmunosupresores o fármacos para estabilizar la presión arterial, dependiendo de la severidad.
  • Otras condiciones: problemas prostáticos o efectos de medicamentos se abordan ajustando tratamientos o corrigiendo la causa específica.

Más allá de la intervención médica, los pacientes pueden tomar medidas proactivas para proteger sus riñones. Mantenerse hidratado es esencial, ya que el agua diluye la orina y facilita la eliminación de desechos, reduciendo el riesgo de infecciones o cálculos. Una dieta balanceada, baja en sal y ajustada en proteínas según las necesidades individuales, apoya la función renal a largo plazo. El ejercicio regular, como caminar o nadar, ayuda a controlar la presión arterial y el peso, mientras que evitar el uso prolongado de medicamentos potencialmente dañinos, como ciertos analgésicos, debe ser una prioridad, siempre bajo supervisión médica.

Conclusión

La hematuria no es un síntoma que deba tomarse a la ligera. Aunque en algunos casos puede deberse a causas benignas y pasajeras, en otros podría ser el primer indicio de un problema renal o una enfermedad más seria. Detectarla a tiempo, someterse a los estudios necesarios y seguir un tratamiento adecuado son pasos cruciales para proteger la función de tus riñones y garantizar una buena calidad de vida a largo plazo.

Si te interesa aprender más sobre otros signos de enfermedad renal, te invito a leer sobre la importancia de detectar proteína en la orina, otra señal clave en el diagnóstico temprano de glomerulopatías. Si has notado sangre en tu orina o te han diagnosticado hematuria en un examen reciente, no dejes pasar más tiempo. Agenda tu consulta con la Dra. Elizabeth Villanueva, quien te ofrecerá una evaluación completa y personalizada para cuidar de tu salud renal.

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